Delicias

En Mercado Morelos, realizan piñatas del juego Pop It y las que el cliente pida

En Mercado Morelos, realizan piñatas del juego Pop It y las que el cliente pida

Jesús C. Aguirre Maldonado/El Diario

martes, 30 noviembre 2021 | 22:41

Piñatas Aladdin con 15 años en el mercado elabora el modelo que el cliente pida con precios que van desde los 130 hasta los 450 pesos, señalando su propietario Antonio Gandarilla que él antes las compraba, por lo que iba a la ciudad de Chihuahua por ellas, luego aprendió viendo y ahora realiza sus propios diseños donde están de moda los números personalizados y las de Pop It un juego utilizado para quitarles el estrés a los niños.

Gandarilla, quien tiene su negocio donde fue “La Marea”, en el mercado Morelos destaca que él antes trabajaba y era asalariado, pero después al retirarse optó por poner una dulcería y venta de piñatas en el Círculo del Mercado Morelos y diagonal de la río San Pedro, para luego cambiarse al mercado, donde ya tiene cinco años.

Dijo que él antes iba a la ciudad de Chihuahua hasta dos o tres veces por semana y se traía sus piñatas que vendía en su dulcería, luego de tantos viajes a la capital del estado dice que le dio por ver cómo las hacían y aunque propiamente no lo enseñaron, sino que él aprendió viendo, pudiera decirse que el alumno superó al maestro, en un claro ejemplo de que cuando uno quiere, puede.

Así las cosas empezó a reducir la compra de piñatas y los viajes a la ciudad de Chihuahua, hasta el grado de ya no ir y lograr hacer sus propios diseños.

Los diseños que elabora en su propio negocio son muy variados y no tienen límite, ya que hace lo que el cliente le pide y los precios varían, van desde los 130 pesos hasta los 450 o más de acuerdo a lo laborioso de la piñata.

Hay piñatas de súper héroes, de personajes de Disney, de comics, de Chucky, de princesas, de series de televisión, de diversas caricaturas, y también las de picos tradicionales.

Dijo que él jamás había hecho sus piñatas y al hacer las primeras las presumía en fotos en su celular, al grado de enseñárselas a quienes antes se las compraba, tanto así que se las llegaron a envidiar e incluso intentar pirateárselas.