Delicias

Tras la muerte de Fernandito nació la Fundación Fernandito Lazalde “Quiero Jugar”

Tras la muerte de Fernandito nació la Fundación Fernandito Lazalde “Quiero Jugar”

Érika González Lozano/El Diario

martes, 10 mayo 2022 | 22:01

“Mis dos misiones importantes en esta vida, son mis hijos y la asociación”, expresó  

Ana Antonieta Torres Morales, presidenta de la Fundación Fernandito Lazalde “Quiero Jugar”, quien actualmente lucha por seguir adelante con un cáncer fase 4, sus hijos y la muerte de su esposo Fernando Lazalde, director de la misma organización.

Ana Antonieta, es licenciada en Educación Artística y es maestra en varias escuelas de la región centro sur, “desde niña mi sueño fue ser artista, me gusta mucho el arte y compartir mi conocimiento, viví con una mamá artista, ella fue María Antonieta Morales de Torres, todo mundo la conocía en Delicias por Nona, era de las mejores costureras de Delicias, que enseñó a decenas y decenas de mujeres a coser, daba clases de corte y confección durante 30 años, fue mi ejemplo a seguir”.

“Ella decía que era una profesión hermosa porque estaba brindándoles a las madres de familia, una oportunidad de mejorar la economía familiar, su lugar de enseñanza fue en su casa en la avenida 4ta poniente 1300 en la Loma de Pérez”, recordó.

“Además mi madre era escritora, tiene un libro que se vende en todo el mundo, rompió récord en editorial Trillas cuando recién empezó a venderse, el ejemplar también era didáctico, fueron 15 años en investigación para hacerlo, se llama Curso de Corte Sistema Nona”.

“Mi padre fue Francisco Torres Esqueda, él cantaba precioso, tocaba la armónica, venía de una familia de músicos, tocaban el piano, guitarra y varios instrumentos, de ahí a mis hermanos y a mi nos gustó el arte, ellos son músicos, uno es catedrático en Bellas Artes en Chihuahua, hizo su maestría en Cuba y yo escultora y pintora”, narró. 

Esas son las bases de la pintora, escultora y maestra Ana Antonieta, pero su verdadera historia comenzó 

cuando se casó y tuvo a sus tres hijos, Fernandito que debería de tener actualmente 22 años; Alonso que tiene 20 e Isabella de 19.

A los seis años del pequeño Fernando, a finales del 2005 descubrieron un tumor, Ana Antonieta contó en entrevista para El Diario de Delicias que recuerda todo como si fuera ayer, “otro niño lo tiró al piso y le pegó, de ahí el tumor creció y a la semana le noté un bulto y al tocarlo le dolía, corrimos con la pediatra a las 9 de la mañana y a las 11 de la noche ya me estaban diciendo que me despidiera de mi hijo, que se me iba a morir porque tenía un tumor”.

“Llegamos a las 4 de la mañana a Chihuahua y otro enfermero dijo -híjole este cuate viene hasta las manitas- y yo que me quería morir ahí mismo, nunca se me van a olvidar esos momentos”, lamentó que los padres de familia tenga que recibir esas noticias por gente que no está capacitada para informar de manera más respetuosa.

“Todas las madres vamos con la esperanza de que te digan que hay remedio, que no va a pasar nada, porque incluso lo dicen delante de los niños y él solo se me quedaba viendo y yo pues tenía que ser fuerte, no me tenía que ver mal, porque a él le dolía que yo sufriera, siempre me decía: que tiene que me inyecten, pero tu no llores mami”, recordó. 

Desde el momento que les dieron la noticia fueron 75 quimioterapias, 75 internadas, 45 radiaciones, admitió que en su esperanza por verlo vivir, sí fue exagerado el tratamiento que le dieron, buscando que mejorara.

“Él se va a los 8 años 4 meses de edad”, recordó, “los dos estábamos con él, su papá y yo, un 25 de diciembre, me decía: mami ya llegó Santa Claus, -sí- le dije, se lo enseñé y se nos va a las meras 12 y lo devolvimos a gritos, todavía se quedó una hora más con 45 minutos, creo que regresó a despedirse”.

“A la 1:45 él comienza a morir y quisimos hacer lo mismo, pero llegó una doctora y nos dijo que no fuéramos egoístas y ahí me cae el veinte, nos despedimos y le dijimos que siempre lo íbamos a amar y partió”.

“La asociación se llama “Quiero Jugar” porque él gritaba en su agonía -quiero jugar- y nos contaba que un niño hermoso lo invitaba, dos días antes él me decía “mami me está invitando a jugar un niño hermoso y se llama Jesús”.

En medio de un gran suspiro y sollozos recordó que ese último regalo era un transformer amarillo, que aunque lo guarda celosamente, una de las veces quiso regalarlo entre los juguetes que entregan para Navidad, porque un niño pedía el transformer amarillo, pero llegó una madrina con el juguete y sigue conservando el regalo de su hijo.

TRAS LA MUERTE DE SU HIJO NACIÓ LA FUNDACIÓN

“Fernando y yo siempre tuvimos la idea de poner un comedor para gente sin recursos, pero después de que murió Fernandito y haber pasado fríos, sed, hambre, carencias y los malos tratos esperando el tratamiento del enfermito, con eso nos dimos cuenta de las necesidades que tienen las familias con un hijo con este problema”. 

Recuerda que cuando le ponían medicamento a su pequeño en lugar de llorar le daba las gracias a la enfermera, “desde ahí nació la idea de no dejar pasar la vida de mi hijo sin dejar huella, voy a ayudar a niños como él y a sus familias que están muy vulnerables”, se propuso desde entonces buscar cómo ayudar a más gente.

“Al principio la pensábamos porque nos decían que iba a estar muy cara el acta para la asociación, pero empezamos un curso de arteterapia y les daba clases de pintura, para que se les olvidara un rato el mal estar, la gente me empezó a buscar y fue creciendo, hasta que vimos la necesidad de constituirnos para poder bajar recursos y así nació la asociación, con un Consejo integrado por 10 personas, que sigue adelante hasta el día de hoy”.

LA FAMILIA SE INVOLUCRÓ EN LA ASOCIACIÓN

“Ahí se me unió Fernando mi esposo, lo bonito es que además se involucraron mis niños chiquitos que tenían cinco y seis años, se integraron a ayudarnos en el taller de arteterapia, a llevarles el agua a los demás pequeños que estaban adoloridos, cansados, lastimados por las quimios, les ayudaban a lavar el pincel y así comenzó su sanación familiar.

En el 2011 se fundó formalmente la asociación y comenzó a crecer, “casi siempre han estado entre 114 a 128 niños, porque el infante que llega a fallecer, hay otro que ingresa después, esto no se ha detenido, a lo largo de estos años han perdido la batalla alrededor de 30 niños, son incontables los casos porque a veces llegan tarde a la ayuda, pero todos han dejado un pedacito de ellos en la asociación”.

“Actualmente seguimos entregando medicamentos, suplementos, ya estamos esperando poder seguir la construcción de la clínica de Nutrición Oncológica que está cerca de la Ciudad Infantil, ya está  avanzada la primera etapa, pero nos metieron amparos para quitarnos, pero como no fueron suficientes las causas que argumentaba una persona para que nos fuéramos, ganamos”.

“No nos queremos ir sin terminarla, aunque mi esposo Fernando se nos adelantó, en el 2021 y yo espero que Dios me permita a mí terminar mis dos misiones importantes, que son mis hijos y la asociación”.

Otro de los momentos más difíciles por los que ha atravesado la familia Lazalde, es el fallecimiento del esposo de Ana Antonieta y director de la asociación, fue en el 2021 cuando Fernando Lazalde de 48 años de edad, comenzó con un dolor de cabeza, fue diagnosticado con un aneurisma que se le reventó y al mes de estos síntomas y malestares perdió la vida.

Con este golpe, el dolor y la tristeza, entre un doctor y otro, Ana Antonieta también fue diagnosticada con un cáncer nivel cuatro, en el mismo año en el que su esposo falleció, inició quimioterapias de inmediato “estamos luchando para salir adelante porque ahora veo tanta quimio y tanto dolor que ellos soportan desde pequeños”.

“Ahorita estamos en crisis por la situación de la donataria, que nos fue retirada por error de otra persona y la construcción de la clínica, eso sería un avance muy grande que nos regresen la donataria y que nos dejen trabajar, por parte de algunas personas que están en contra de niños que están luchando por vivir”, lamentó.

“La última auditoria que hizo el Estado fuimos el primer lugar en transparencia, por eso defendemos tanto que nos dejen trabajar, porque la asociación es mi hijo, a él no lo estoy formando como a mis otros niños aquí en la tierra pero estoy trabajando por los niños como él, amamos todo lo que es la Fundación”.