Opinión
Sergio Alberto Gómez / Editorialista
jueves, 16 marzo 2023 | 11:32¡ Ximeua, ximijyoti, xiixuetska uan xijnemilli xinejnemi! Así como lo lee, no hubo ningún error (espero), sino que esta frase inicial está escrita en la lengua indígena náhuatl, su traducción al español sería la siguiente: ¡Levántate, respira, sonríe y sigue adelante!
Conforme vayamos creciendo e intentado cosas, naturalmente nos equivocaremos, parte del proceso de aprendizaje es el error, pues este nos acerca a la certeza, al lograr comprender algo e integrarlo a nuestros conocimientos.
Se suele repudiar a las equivocaciones y alabar al perfeccionismo, sin embargo, para la vida individual es necesario aceptar a los errores como parte del crecimiento, y asimilar que el perfeccionismo es en el mejor de los casos alcanzable con imperfecciones incluidas, ya que aspirar a contar con una vida perfecta, llevará frecuentemente a la frustración.
Esto de ninguna manera es excusa para constantemente cometer errores de forma intencionada y sin interés alguno por aprender, sino que sirve de trampolín, para aquellos que les gusta aprender y conocer más acerca de sí mismos y el mundo que les rodea.
La vida no es como la pintan, decía uno de los niños en un taller que impartí esta semana, el comentario se originó dentro de la temática de que todas las personas tenemos emociones, y expresarlas no nos hace débiles, pues se dice que la vida es bella, y se omite que en ocasiones la vida es dura.
Todos tendremos experiencias buenas y malas, depende de cada uno de nosotros qué hacer con ellas. Podemos decidir crear odio, frustración, enojo, y mantenernos apegados a los traumas, o bien, buscar utilizar las vivencias para que nazca autoconocimiento, propósitos, tranquilidad, y buscar estar en armonía.
El levantarse de las situaciones complicadas no es sencillo, no soy partidario de engañar a las personas, sin lugar a dudas el optar por ser alguien saludable en un mundo que tiende a ser caótico, es laborioso, y a su vez, la única vía real para estar bien.
Generalmente se maquilla a la realidad con fármacos, adicciones encubiertas en actividades sociales, o bien, con la negación de los propios sentimientos, no obstante, todo esto tarde o temprano se termina, no hay receta mágica o situación que supla a la aceptación personal y trabajo en uno mismo para alcanzar un estado de equilibrio.
Es así, que por eso mucha gente dice que los psicólogos no servimos, nos dan dotes de magos, creyendo que por ir a un par de consultas su vida de pronto mejorará por arte de magia, esto dista de la realidad, evidentemente puede haber un cambio, pero se necesita compromiso por parte del consultante.
Cuando alguien está realmente interesado en mejorar, buscará los caminos para hacerlo. Al momento de haber conflicto hay crecimiento, y con ello, muy probablemente, se comenzarán a ver las cosas de formas distintas.
Tendemos a dar las cosas por sentado, por ejemplo, el despertar cada mañana, el comer, platicar con seres queridos, el respirar, pero todo ello es un regalo constante, y si bien no digo que sea necesario estar consciente de cada acción que hacemos, siempre será positivo antes de dormir o al despertar, agradecer por todo lo anteriormente mencionado.
Ante los placeres del mundo, nos dejamos apantallar por los bienes materiales y/o económicos, nos cegamos ante banalidades, y nos olvidamos de lo más elemental, cosas como poder escuchar, caminar, ver, hablar, pensar, todo aquello que nos conecta realmente con nuestra naturaleza humana, y no con aquello que nos han vendido como plenitud.
El respirar es sinónimo de estar vivos, y mientras estemos vivos, podremos decidir si levantarnos y sonreír, o dejarnos caer y llorar. Ambas elecciones son válidas, y no es recomendable siempre estar feliz o triste, porque todo en exceso es malo, lo más inteligente es buscar un punto de equilibrio, en donde podamos expresar con libertad lo que sentimos.
Es válido también hacer pausas en el camino, buscar diferentes rumbos, todo es parte de la experiencia de vida de cada persona. Lo que es aconsejable es siempre tener presente la noción férrea de seguir adelante, de sobreponerse a las dificultades de la vida.
La vida nos pasa día con día, nadie está obligado a lo imposible, como dijo Henry Ford: “Si crees que puedes, tienes razón. Si crees que no puedes, también tienes razón”. No se vive a la altura de las capacidades, se vive a la altura de las creencias.